Dicen que las casualidades no existen, que todo sucede por "CAUSAlidades", que las cosas pasan por algún motivo y eso es lo que creo nos ha pasado a nosotros. El que en estos más de diez años nunca lo hayamos intentado antes es por una causa, es porque la vida nos estaba preparando para el momento oportuno, es porque ella quería que conociéramos mucha gente antes, que tuviéramos romances por montones, que nos desilusionáramos por amor más de una vez, que nos acostáramos con muchas personas, que supiéramos lo que es ser infiel y ser el otro, que nos desarrolláramos como profesionales, que maduráramos. La vida estaba dejando que nos conociéramos internamente, que tuviéramos absolutamente claro qué queríamos de ella, estaba esperando que carreteáramos lo suficiente cada uno por su lado, que supiéramos muy bien qué nos gusta y qué no, que miráramos para atrás y dijéramos "teníamos que vivir todo lo que hemos pasado para llegar a darnos cuenta de que esto es un tú y yo siempre", la vida quería que aprendiéramos que los celos son cosas de cabros chicos cuando no están seguros de quién tienen al lado, que eso de andar exigiendo cosas que nunca existieron no se puede, que hiciéramos nuestras vidas independientes y nos diéramos cuenta de que aun así siempre estuvimos ahí para el otro. Algo quería demostrarnos que si después de tanto tiempo seguimos siempre el uno al lado del otro era por una causa y que no era una casualidad...

Así partía la carta de despedida que le entregué al amor de mi vidael día de su cumpleaños; era una carta mucho más larga, este es solo el primer párrafo, pero la idea era decirle: Creo que las cosas pasan por algo, esto es lo que te ofrezco hoy, esto es lo que te pido, si estás de acuerdo tómalo, sino, por favor, no aparezcas nuevamente por mi vida.
Lo hice a la antigua, en papel y entregada en sus propias manos, le dije que necesitaba que esto terminara si él no estaba dispuesto a dar un paso más y que aunque lo quería como sólo él sabía, no podía seguir así, que ya no éramos unos cabros chicos que pueden seguir jugando a Romeo y Julieta eternamente, le dije "lee esto cuando estés solo y si estás de acuerdo, vuelve". La guardó en su bolsillo y le dije que se fuera porque si se quedaba sabía muy bien lo que sucedería después y que sería fuerte y que no volvería a ceder.
Pasaron los días y esperé cual Penélope que volviera a decirme frases de películas; esperé sentada que llegara a decirme "fui un tonto todo este tiempo", "no quiero perderte" y "eres el amor de mi vida", pero no pasó nada de lo que pasa en las películas; no corrió viento tibio por mi cara moviendo mi cabello ni cayeron las hojas de los árboles durante mis días de espera; no pasaron imágenes en blanco y negro con nuestros mejores momentos vividos en estos años de romance furtivo, no pasó un avión sobre mi casa escribiendo con letras blancas alguna frase de amor; no llegó él a mi casa haciendo alguna estupidez o cantando una canción muy desafinada que me hiciera avergonzar; no llegaron ramos de mis flores favoritas a mi trabajo; no corrimos a encontrarnos en alguna esquina y nos dimos un beso apasionado después de gritarnos cuanto nos queríamos. A cambio de todo esto, pasaron un par de meses sin saber de él hasta que un día apareció nuevamente como si nada preguntándome si podíamos volver a vernos tal como siempre. Definitivamente cinecanal me había jugado, nuevamente, una mala pasada y me hizo creer que "one day" podía hacerse realidad.
¿Qué es de él hoy? No lo sé.
¿El resto de mi carta? Quizás algún día lo compartiré.