¿Alguna recuerda cuando éramos pequeñas, salíamos a algún lado y nuestros padres nos advertían que teníamos que portarnos bien? Yo lo recuerdo muy bien, pero de lo que más me acuerdo es de que no podía montar berrinches en la calle.
También recuerdo que mis padres no me gritaban en la calle, solamente mi mamá me daba una mirada que traspasaba todo sentimiento y hacía que yo me comportara y comiera en silencio, sin interrumpir la conversación de los adultos. Hace unos días atrás, me di cuenta de que el poder que mi mamá tenía también lo tengo yo.
Naya, mi hija de 11 meses, me ha mostrado que entiende mucho de lo que le digo. Lo he comprobado cuando le digo "¡no!" y se queda en silencio, agarrándose las manos. Pero lo que más me ha sorprendido es, estando en la calle, verla empezar un berrinche y callarse automáticamente tras ver mi cara de desaprobación a sus intenciones de rebeldía. ¡Increíble!
Ella, rápidamente cambia su rostro y me mira con sus ojazos lindos para ver cuál es mi siguiente movimiento. Yo me pongo a pensar, ¿es eso lo que mi mamá veía cuando yo reaccionaba a su mirada? Honestamente, me sentí un poco mal al verla decepcionada, pero al mismo tiempo sentí que tengo autoridad sobre ella.
Enseñarle lo que es bueno y malo, lo qué está bien y lo que no está bien, dependerá de mí y de su papá. Pero sobre todo, es mi responsabilidad como madre enseñarle a tomar buenas decisiones en la vida. No es tarea fácil, sin embargo si lo hacemos bien, algún día, ella tendrá los súper poderes de Mami.
¿Cuántas de ustedes se han dado cuenta de esos súper poderes,
que mantienen a sus hijos comportaditos en la calle?
Como soy primeriza, todavía sigo puliendo mi poder. ¡Je, je!